La iluminación es uno de los aspectos fundamentales a tener en cuenta en una vivienda, aunque en algunas ocasiones pasa inadvertida y no se le presta demasiada atención. Hay una serie de consideraciones a tener en cuenta:
1.Planifica cada estancia
No todas las habitaciones van a tener un mismo uso, por ello es necesario analizar cada habitación, el espacio y sus diferentes usos. De esta manera se podrán diseñar las diferentes zonas para disfrutar de una iluminación más adecuada y eficiente.
2. ¿Luz cálida o luz fría?
La luz cálida se percibe como una luz de color ámbar mientras que la luz blanca o fría, se percibe como una luz de color acercándose a los tonos azules.
Recurriremos a la luz cálida en lugares en los que buscamos una iluminación suave y un ambiente confortable como el salón, sala de estar, dormitorio o cualquier otro espacio en el que se desea una iluminación más tenue y acogedora.
Por su parte, la luz fría suele emplearse para distinguir los contrastes, mejorar las condiciones de visibilidad en el desarrollo de tareas específicas. La iluminación fría se adapta mejor a espacios en los que se desempeñan actividades más prácticas como el baño y la cocina.
2. Luz directa e indirecta
La luz directa es aquella que incide directamente sobre el objeto o el espacio mientras que la luz indirecta es la que lo hace de forma rebotada y más difusa.
Con la iluminación directa no se pierde casi nada de luz por lo que será ideal para las zonas de la casa donde se necesite esta fuente. Es propia de espacios que necesitan una cantidad de luz importante y focalizada como cocinas, algunas zonas del baño o zonas de estudio.
La iluminación indirecta crea un ambiente relajado y agradable con una luz suave. Espacios como los salones, los dormitorios o los recibidores que requieren de una buena iluminación generalizada obtendrán muchos más beneficios de una iluminación indirecta, en la que casi toda la luz va al techo o a las paredes y es la más parecida a la luz natural.
4 Luces de bajo consumo
Los LEDs son las lámparas con un mayor rendimiento energético y mayor durabilidad, aunque no todos son iguales, por lo que conviene elegir productos de calidad y con una temperatura de color adecuada al uso que le vayamos a dar.
Su ventaja fundamental es la eficiencia energética que permitirá reducir la factura de la luz de manera considerable.